Nuestros respetos a quienes nos precedieron en el mundo del cannabis

La noche del primer evento como Identidad Cannábica en sociedad fue bastante extraño. Estábamos en un lugar apartado de la ciudad donde no conocíamos a nadie. El lugar era secreto y habían decidido cambiarlo muy poco antes de que hubiera comenzado por medidas de seguridad.

El evento fue impecable y puede decirse que ese día nació Identidad Cannábica como tal. Comenzamos a relacionarnos con algunas de las figuras mas importantes en el medio, ese día conocimos a Angie de La Guía 420, a un personaje increíble como es el More Delia y nuestra cuenta de Instagram creció exponencialmente con respecto a nuestras proyecciones anteriores.

Pero hubo algo muy importante que nos dimos cuenta ese día y personalmente he reforzado durante todo el tiempo en el que he estado en esta comunidad, y es el apreciar el valor del CONOCIMIENTO. Ese punto diferencial entre quienes llevan años quemándose las pestañas para profundizar y desentrañar los secretos del cannabis en todos los ámbitos y quienes somos neófitos en estos asuntos. Ese conocimiento y esa práctica de estudiar y documentar tiene un valor incalculable para esta comunidad que va tomando consistencia en medio del crisol de razas y conocimientos ancestrales que es Colombia.

Pero no sólo a nivel nacional. En todo el mundo han existido personajes que notaron desde muy temprano el valor de la planta de marihuana y le apostaron la vida, la honra y hasta la libertad a un gusto profundo y una idea que hoy es cada vez más clara y factible. El sueño de que esta planta nos cobije, nos nutra, nos sane y nos alimente se ha ido transformando desde una utopía hacia una realidad palpable. Todo gracias a quienes nos precedieron. En paises como Estados Unidos, las nuevas leyes que se van solidificando para permitir el consumo medicinal o recreativo del cannabis, protege de manera directa a quienes tuvieron problemas legales o fueron judicializados por cannabis y fueron absueltos posteriormente por las nuevas reglamentaciones.

En nuestro medio hay personas que tienen fuertes aspiraciones y vocaciones políticas y no pueden acceder al derecho de ser elegidos en votación popular, por un señalamiento legal años atrás que tienen que ver sólo con portar cannabis. Personas como esas han puesto el pecho en una de las aristas de este entramado que llamamos comunidad cannábica. Otros desde muy temprana edad le apostaron su reputación y el apoyo de su propia familia, al tomar un celular o un computador e iniciar una carrera de enseñanza y empoderamiento por medio de las redes sociales. Son esos influencers los que han marcado un camino para quienes hoy repetimos lo mismo que ellos.

Con toda seguridad también se da el caso de aquellos que han estado en el anonimato, que conocieron el cannabis, no por lo que hoy llamamos el Autocultivo, sino que en la esquina, en el circulo de amigos por la cuadra de cualquier barrio de Medellín y terminaron encontrando en esta planta y sus derivados una forma de vida, una subsistencia, para poder acceder a una universidad o ayudar a sus papás con los gastos en los tiempos difíciles. Todos ellos nos precedieron, todos los que vienen de tiempos violentos y han visto la transformación, por lo menos de esta ciudad, a la que aun le falta “5 centavos pa’l peso” en temas de seguridad y equidad social (pero eso es otro tema).

Ese día, del primer evento al que asistimos como Identidad Cannábica comprendimos la necesidad de ingresar a cada circulo, a cada invitación, a cada evento, con la absoluta humildad que nos brinda el desconocer todo un mundo nuevo de posibilidades. La sorpresa ha sido máxima al encontrar una gama infinita de personalidades, especialidades, talentos, potenciales e historias que sólo el mundo de la Marihuana en Medellín puede contener. Las historias que se han escrito o mejor, entretejido entre los va y viene de nuestra dinámica social y comercial son dignas de escribirse para los confines de la historia. Muchos son los que han escrito con experiencia y algunos con sangre el historial de acontecimientos de la lucha por el reconocimiento y legalización de la marihuana. Otros venimos a escribirlas en letras transfiriendo a tintas virtuales lo que otros han vivido. Desde el ejercicio de contar estas cosas (y guardarnos algunas otras) el respeto es el estandarte que sostiene este propósito de escribir.

Debemos también ser consientes de los que vienen detrás, nuevas generaciones a las que se les va haciendo paulatinamente un relevo generacional y que aprenderán un arte, una ciencia o un oficio. El respeto a quienes nos precedieron, especialmente en el mundo del cannabis, se transmite de manera oral prácticamente, pues muchas de las experiencias se viven en la intimidad de un cultivo o en la enseñanza anecdótica de un enrollado manual a quien no sabe “pegarlo”.

Obviamente el dinero siempre está y es uno de los lubricantes esenciales de esta maquinaria que resultó del impulso internacional de legalizar la marihuana y es necesario para continuar, pero que no sea el dinero el reemplazo de los que los conocimientos ancestrales nos dejaron o suponga el menosprecio de aquellos que humildemente continúan procurándose un sustento en esa franja gris que nos deja la ley Colombiana, sin garantías ni apoyo generalizado.

En nuestro medio hay quienes cultivan hace décadas y han sido sus propios panas quienes los obligaron a salir a la luz, porque supieron ver que son un valor importantísimo para el aprendizaje de todos. Hay quienes tienen cultivos pero no fuman. Los hay con gran experiencia en el arte del vidrio, las extracciones sin solventes, la comercialización de parafernalia, la enseñanza y la asesoría personalizada. Es un largo etcétera de complementos y matices que llenan esta rica cultura y que seguramente encontrará nuevas vías de hacerse visible.

Desde este proceso de conocer y relacionarnos en medio de los humos, profesamos el respeto y el reconocimiento de quienes estuvieron antes que nosotros en todos estos escenarios y exhortamos a quienes leen estas líneas a encontrar el aroma de dignidad y libertad del conocimiento y el esfuerzo de los otros que allanaron el camino para llegar hasta aquí.


Jhon David – Identidad Cannábica – Nov. 2021

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