En los últimos años, con el boom de la legalización de la marihuana (medicinal y de uso adulto/recreativo?) y el creciente interés del público general en esta planta, se popularizaron los términos comunes para todos nosotros “sativa” e “indica” para identificar las plantas de cannabis según su “efecto” y algunos aspectos de su desarrollo biológico. Si googleas “sativa o indica” puedes encontrar innumerables artículos en internet e infografías que tienen una información similar a esta… “Sativa, plantas de hojas delgadas, con cogollos aireados y un periodo de floración más largo, usualmente tienen un contenido de THC más alto y sus efectos incluyen; euforia, sociabilidad, energía, creatividad, etc. “Indica, plantas de hojas anchas, cogollos apretados y periodos de floración más cortos, recomendadas para la noche por su contenido de THC y CBD nivelados, con efectos que incluyen; relajación, disminución del estrés, felicidad, calma, etc.” Algunos de estos artículos incluyen a las plantas hibridas y “ruderalis” como un punto medio entre las clasificaciones principales.
Es usual que las personas menos familiarizadas con el cultivo te pregunten si tus flores, extracciones o comestibles son del tipo “indicas o sativas”, para hacer su elección al momento de comprar o consumir tus productos, pero ¿qué tan acertado es basar tus recomendaciones en esta clasificación?
Aquí te contaremos brevemente, apoyándonos mucho de los datos científicos (consultar bibliografía al pie de página), porque debemos empezar a cambiar estos términos y ser un poco más específicos y aplicados al denominar esta versátil planta y recomendarla a otr@s usuarios.
(te sugerimos echar una ojeada al glosario cannábico al final de este articulo para que encuentres mas coherencia en tu lectura)
Cannabis sativa o Cannabis indica ¿especies distintas o subespecies?
Esta contienda botánica inicio en 1785, cuando Jean-Baptiste Lamarck, (quién formulo la primera teoría de evolución de la vida y dio nombre a la biología como ciencia), describió una segunda especie de cannabis (Cannabis indica) con muestras provenientes de India, el sureste de Asia y Sudáfrica, contrarrestando la primera descripción y clasificación de Cannabis sativa, realizada por Carlos Linneo en 1753 con muestras provenientes del norte de Europa, Linneo había clasificado esta planta como genero monotípico (es decir, con una sola especie). Lamarck proponía esta diferenciación de especies C. indica y C. sativa en base a 8 caracteres morfológicos distintivos; en los tallos, el hábito de ramificación, los foliolos y las flores, y además de un perfil químico diferente; para Lamarck C. indica producía un olor fuerte y presentaba efectos psicoactivos que C. sativa no, ya que era más usada como fibra en ese momento, esto sumado a las diferencias en su distribución geográfica, una supuestamente proveniente de Europa y otra de Asia.
Desde entonces varios estudiosos de la botánica continuaron describiendo la planta de acuerdo a la afinidad que tenían con las escuelas de Linneo o Lamarck respectivamente, y basándose o en su morfología, o distribución o fitoquímica; Persoon por ejemplo, después de Lamarck simplifico la especie como C. sativa β indica (usando la β como indicativo de variedad) y otros acuñaron otras especies como C. chinensis o C. gigantea.
Otros botánicos, como los soviéticos, decidieron estudiar las plantas de tipo silvestre, un ejemplo notable es el de Nicolay Vavilov, quién en 1922 acuño el taxon C. sativa var. spontenea, para definir otra planta más pequeña, con características similares a C. sativa pero que crecía en condiciones silvestres, y Janischevsky, en 1924 sugirió C. sativa var. ruderalis como otra planta de altura moderada, con semillas de tipo silvestre.
En 1976, Small y Cronquist, dos eminencias en los estudios cannábicos, mantuvieron la denominación de Linneo; C. sativa como única especie, indica como subespecie y C. sativa var. spontanea para las silvestres, y basándose en estas descripciones, diferenciaron dos subespecies por el contenido de THC en las inflorescencias de las hembras, y dos variedades entre estas subespecies basados en las características de domesticación.
- Cannabis sativa subsp. sativa (THC menor al 0.3%) – var. sativa (domesticada) y var. spontanea (nativa).
- Cannabis sativa subsp. indica (THC mayor a 0.3%) – var. indica (domesticada) y var. kafiristanica (nativa).
Esta clasificación fue acogida por muchos botánicos y actualmente aun se encuentra en algunos sitios web, a pesar de que el mundo científico no la acogió del todo bien, en vista de que la clasificación no “era del todo natural” y las muestras de las que se tomaron los análisis, provenían de jardines botánicos o tenían un origen cuestionable. A esto se le sumaba el problema de las nacientes denominaciones no académicas, (se toman así porque no cumplen con el Código Internacional de Nomenclatura para Plantas Cultivadas o ICNCP), que empezaron a dar los jardiner@s en USA a partir de los años 70 a sus cruces propios; nombres de variedades como “OG” o “Skunk #1”, tomaron popularidad en poco tiempo y perduran hasta el día de hoy.Nada más hasta 2015, el motor de búsqueda cannábico para variedades y cruces, Seedfinder, reconocía más de 6mil variedades a nivel mundial (sin contar las que aun no estaban en la plataforma).
¿y que tiene que ver esto de las especies y los nombres con mis plantas de cannabis?
En biología podríamos decir que las especies son individuos de una población que pueden reproducirse entre sí y tener descendencia fértil, pero esto como todo en la biología tiene una excepción, ya que algunas plantas pueden reproducirse entre especies distintas y tener híbridos exitosos, (un ejemplo común son la canola (Brassica napus) y el rabano (Brassica rapa), dos especies de hábitos distintos que pueden cruzarse entre sí, al punto de conferirle características mejoradas a su descendencia, como la resistencia al glifosato) y estas excepciones pueden complicar un poco la manera regular en la que solían clasificar las plantas, por sus características morfológicas, fenología o distribución geográfica.
Así que l@s científicos desarrollaron una manera menos arbitraria para responder a esta gran pregunta, ¿como clasificar cada forma de vida en la tierra? Claro, utilizando códigos de barras de ADN, o DNA barcodes, pequeñas secuencias de material genético que son únicos de cada especie, subespecie o variedad. De esta manera se pudo aclarar un poco el panorama de confusión que rodeaba al cannabis y su clasificación en el mundo científico, definiendo que;
- No hay una diferencia genética significativa entre C. sativa y C. indica, los estudios de códigos de barras de ADN indicaron que la distancia entre ambas es de 0.406, lo que las lleva al rango de subespecie o variedad.
- La clasificación de Small y Cronquist sigue siendo la más adecuada hasta el día de hoy.
En la actualidad, se han realizado estudios similares de tipificación y clasificación de las variedades que se encuentran comercialmente en los coffee shops o dispensarios, todas basándose en la propuesta de Small y Cronquist, y aunque para la fecha es extraño que aún no se llegara a un acuerdo entre las partes científica, comercial, medicinal, y de uso adulto, si se ha identificado una necesidad común; la clasificación de las variedades por sus características y propiedades fitoquímicas. Más que tener un nombre llamativo, deberían informar al consumidor del perfil químico de la planta, y por esto, se sugiere la denominación por QUIMIOVARES (otro termino complicado por aprender :´)) o quimio tipos, que nos ayudan a clasificar las plantas por su naturaleza química, es decir, el contenido de cannabinoides, el perfil de terpenos y de otros metabolitos secundarios; esto despejaría las dudas de los consumidores, quienes al dirigirse a un dispensario y encontrar una White Widow, con su perfil químico, el contenido de THC, CBD, CBG, CBN, etc. y los principales terpenos, tomara una decisión más consciente para su consumo y un buen jardinero o budtender sabrá asociar a sus necesidades médicas o curiosidades sibaritas.
Glosario Cannábico
Cannabinoides. Compuesto orgánico perteneciente al grupo de los terpenofenoles, que tienen interacción con receptores cannabinoides presentes en el cuerpo de los mamíferos (animales y humanos)
Carácter. (biología) atributo tomado del organismo que es heredable, que posee una función y por lo tanto es una unidad evolutiva.
Cultivar. Según el ICNCP es un conjunto de plantas que (a) fueron seleccionadas por un carácter o combinación de caracteres particulares (b) es distinto, uniforme y estable en estos caracteres, y (c) cuando se propaga por medios apropiados, conserva esos caracteres.
Domesticación. Proceso por el cual los grupos humanos seleccionan, favorecen y mantienen poblaciones de especie con ciertas características que les son útiles. El proceso de selección artificial hace que pierdan ciertas características que les permiten vivir en su estado silvestre.
Especie (biología). Rango taxonómico. Conjunto de individuos o poblaciones similares que se reproducen entre sí, dejando descendencia fértil.
Nomenclatura (biología) se encarga de nombrar y describir los organismos.
Metabolitos. Son compuestos orgánicos producidos por plantas (bacterias y hongos también los producen) que cumplen funciones no esenciales pero muy importantes como la defensa ante depredadores.
Quimiovar / Quimiotipo. una entidad químicamente distinta, con diferencias en la composición de metabolitos secundarios, con cambios genéticos o epigenéticos que pueden o no tener efecto sobre la morfología del individuo.
Subespecie. Rango taxonómico. Conjunto de individuos que difieren en rasgos particulares y en su distribución geográfica, de otros de la misma especie.
Taxonomía. Incluye la clasificación (identificación y categorización) y nomenclatura de los seres vivos.
Variedad (biología). Rango taxonómico. Conjunto de individuos o poblaciones que tienen características únicas que difieren un poco de la forma tipo o especie.
Referencias bibliográficas.
Pollio, Antonio (2016) The Name of Cannabis: a short guide for nonbotanists. Cannabis and Cannabinoid research. Vol 1.1. DOI: 10.1089/can.2016.0027
McPartland, JM., Guy, GW (2017). Models of Cannabis Taxonomy, Cultural Bias and Conflicts between scientific and Vernacular Names. The Botanical Review. DOI 10.1007/s12229-017-9187-0
McPartland JM (2018) Cannabis systematics at the levels of family, genus, and species, Cannabis and Cannabinoid Research 3:1, 203–212, DOI: 10.1089/can.2018.0039.
AKA Poly
@polysemous.girl.999
Me pareció muy interesante la investigación, aunque hace algún tiempo leí una clasificación que difiere en algunas cosas, ya que se guía por criterios mucho mas visuales y perceptivos a comparación de analizar las barras de DNA, que igual tiene mucho sentido ya que primero mencionaban que el cannabis pertenece a una clasificación llamada “especies de anillo”, las cuales se caracterizan por especies que se pueden reproducir entre si y dar como resultado una generación fértil (es decir que sus hijos se pueden reproducir), a diferencia, por ejemplo, de un caballo y un burro, que se pueden reproducir, pero su generación resultante (mula) es estéril (no se puede reproducir), lo cual mantiene a ambos individuos caracterizados en especies completamente diferentes. Ahora, en el caso del cannabis, mencionan que son especies de anillo y no solo una especie que abarca subespecies, porque al analizar la morfología de las diferentes plantas provenientes de otras regiones del mundo, se llego a la conclusión de que cada una es completamente autóctona (indica, sativa y rudelaris), pues al analizarlas, se vio que estas plantas jamas habían sido cruzadas entre si, por lo cual cada una tenía diferencias significativas respecto a las demás, siendo casi que completamente diferentes. Esta información fue sacada del libro “the breeders bible” de green pug, texto el cual enseña a crear las mejores variedades de cannabis.
Finalmente, en conclusiones generales, me quedo con la información consultada en the breeders bible, ya que la forma en que allí lo describen, es mucho mas fácil de comprender como cultivador, ya que se asemeja un poco a la manera en la que nosotros diferenciamos diferentes fenotipos de una variedad hibrida. Y tomo el análisis de los códigos de barras de DNA, como una explicación del porque estas variedades se pueden reproducir y dar una descendencia fértil, debido a que 0.4% sigue siendo una diferencia significativa para individuos de una misma especie. En el caso del burro y el caballo, comparten aproximadamente el 97% de sus genes, osea que su distancia es de aporx 3% siendo suficiente para mantener a ambos animales en especies diferentes.